domingo, 21 de diciembre de 2008

La cafetera mágica. Huevos hervidos en hielo.

El pasado mes de noviembre tuve la suerte de adquirir un ejemplar de la revista de divulgación Alrededor del Mundo, dirigida por Manuel Alhama, en la feria del libro antiguo de Sevilla. Se trataba del número 266, de 7 de julio de 1904. Algunos de los sugerentes artículos que incluía eran: "Sucedidos curiosos de perros", "Ida y vuelta a América en una semana" (sobre los grandes trasatlánticos de vapor con turbinas), "Cómo se hace el cristal", "¿Ha sido y volverá a ser cometa la Tierra?", "La Piedra Filosofal y la Química", "Una hormiga que vale millones" (sobre cierta clase de hormiga roja que vive en Guatemala y que parece ser que extermina al gorgojo del algodón), "Cómo es el polen de las flores" y "Secretos de grandes inventos (cómo se pierden; cómo se roban)", entre otras curiosas noticias y comentarios.
Entre estas curiosidades de las que se hacía eco este número de Alrededor del Mundo, en los albores del crucial siglo XX, traemos aquí "La cafetera mágica (huevos hervidos en hielo)", que espero interese al amable lector que, intencionadamente o por azarosa circunstancia, ha ido a parar a esta ínsula que es "El devenir de la ciencia". He aquí la noticia:

"LA CAFETERA MÁGICA.
Huevos hervidos en hielo
Pocos espectáculos tienen tanta importancia científica como el que está presentando en estos días al público neoyorkino, con el título de La Cafetera Mágica, el notable prestidigitador José Yarrik.
En el escenario no hay más que algunas elegantes mesillas, sobre las cuales se ve una porción de variadísimos objetos, y una gran cafetera, cuyo contenido hierve a pesar de hallarse, no sobre un fogón ni una estufa, sino encima de un bloque de hielo. Con estos accesorios, el prestidigitador hace una porción de cosas que no pueden menos de asombrar al público.
Empieza por echar parte del contenido de la cafetera en un sombrero, y en presencia de todo el mundo lava algunos pañuelos, que pide prestados a los espectadores, y que devuelve inmediatamente sin el menor rastro de humedad. Luego mete unas uvas en la cafetera, y las saca duras como cantos; echa un chorro del hirviente líquido sobre un trozo de hielo, y éste comienza a arder con brillante llama y, por fin, coloca un huevo sobre el hielo, echa encima el agua de la cafetera, y lo presenta pasado por agua al admirado público.
El secreto de tan maravillosos experimentos no consiste en otra cosa sino en que el agua de la cafetera no es tal agua, sino aire líquido, cuyas misteriosas propiedades hacen posibles todas aquellas aparentes maravillas".
Digamos nosotros que el aire líquido se obtiene al licuarse el aire a altas presiones y posteriormente ser enfriado a muy bajas temperaturas. Si quiere conservarse a temperatura ambiente, el aire líquido debe mantenerse en un vaso Dewar. El aire líquido tiene un punto de ebullición de -194,35 ºC. Puede observarse cómo se desprende del nitrógeno (o del aire) líquido una niebla cuando hierve. Esta niebla es en realidad vapor de agua del ambiente, que condensa en pequeñas gotitas cuando el nitrógeno (que es un gas incoloro) enfría el aire circundante. Por otro lado, cuando se echa nitrógeno líquido sobre un huevo, éste parece cocerse. Aunque aparente ser un huevo duro ordinario no es así, pues no se ha producido una desnaturalización irreversible de las proteínas (albúminas) de la clara, sino que el huevo recupera su estado líquido cuando se calienta.
(Para saber más: http://es.wikipedia.org; http://www.lowy-robles.com/2_6.htm, en "Ciencia ambulante: más que frío", con interesantes explicaciones y descripción de 12 experimentos sobre el tema, muy recomendable)

(Foto: manipulación de nitrógeno líquido. Tomada de: www10.uniovi.es. )

1 comentario:

Alfaraz dijo...

Quien le iba a decir al tal Yarrik que el nitrógeno líquido se iba a convertir en imprescindible para nuestros cocineros de campanillas.

La foto demostraría que Ferran Adrià lo que hace no es más que vender humo.

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