domingo, 14 de diciembre de 2008

Música fractal




Este fin de semana hemos disfrutado de la compañía de mis tíos Enrique y Reme, con los que no sólo gozamos con su trato cariñoso y amable sino que, como si no fuera bastante con lo anterior, siempre aprendemos cosas nuevas, con sus relatos de viajes a lugares lejanos, y a veces recónditos, y con sus amenas conversaciones sobre todo lo imaginable.


En esta ocasión nos contaron, entusiasmados, el impacto que les causó la contemplación otoñal de los bosques de arce canadiense, cuando las ramas de estos árboles de durísima madera quedan preñados de hojas de las que parece manar la sangre. El contraste de tonalidades del bosque caducifolio en otoño no sólo impresiona la retina sino que, sobre todo, conmueve al espíritu.


Asimismo mi tío Enrique me dejó una copia del programa del concierto de Navidad de este año, patrocinado por el Grupo Siemens, en el que participaba él como miembro del Orfeón Filarmónico (con la Orquesta Filarmonía, dirigida por el ya prestigioso Pascual Osa, al que conocemos del magnífico programa televisivo infantil "El conciertazo", de Fernando Argenta). El concierto se abría con el estreno de la obra "Ojo de Horus", del compositor Tomás Marco (Madrid, 1942). Confieso que no conocía nada de este músico contemporáneo, pero la sola lectura de las notas al programa del concierto me motivan a indagar. En dichas notas nos dice Marco de su obra:


"El uso de procedimientos no es nada nuevo en la música desde Pitágoras a Ockeghem, Bach, Bartok o Xenakis. En los últimos tiempos la geometría fractal se ha utilizado en la música (también en artes plásticas), así como la llamada física del caos o de los fenómenos no lineales. La obra parte de un pequeño módulo fractal que se multiplica en varias direcciones por procedimientos de autosemejanza. En realidad, se aplican sonoramente los elementos de estructura y posibles predicciones de comportamiento de un huracán visto desde la perspectiva de su vértice u ojo. En la forma general he usado también la proporción áurea y algunas consecuencias de las series de Fibonacci y Narayana.


La alusión al ojo del huracán me lleva al título de la obra, Ojo de Horus. Horus era el dios egipcio, hijo de Osiris e Isis, que combatió con Seth perdiendo un ojo que le fue repuesto por Thot (dios, entre otras cosas, de la escritura y de la música) convirtiéndose en el Udyat mágico que cura y protege de maleficios. Estas connotacioenes mágicas, que podrían especificarse mucho más largamente, tienen mucho que ver con el contenido expresivo de la música. Y si se pregunta alguien cómo casa este aspecto esotérico con los fractales, señalaré que, desde hace mucho tiempo, considero la música como un punto de encuentro ideal y equilibrado entre el pensamiento lógico y el pensamiento mágico que procuro conjugar en toda mi producción".


No conozco su música aún, pero el sugerente planteamiento de Tomás Marco me conduce, irrestiblemente, a bucear en ella.


(Para saber más sobre fractales recomiendo "Geofractal". De Tomás Marco, encontramos una interesante entrevista en internet)

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